En Canarias, como en muchas otras partes del mundo, tenemos nuestra propia esgrima con palos: la lucha del garrote. Este deporte autóctono incluye una gran variedad de mañas y, además de ser un arte marcial contundente y efectivo, también posee una gran plasticidad en sus movimientos.
Es fundamental el autocontrol en la ejecución de las mañas para evitar hacer daño al contrincante o a nosotros mismos. Para ello se repiten los movimientos una y otra vez hasta que el gesto técnico se convierte en un automatismo.
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