jueves, 30 de marzo de 2017

Salto del pastor e identidad


"...Pero a Pedro Pérez ("Quico") todavía le quedan fuerzas para enlazar con su lanza riscos y pasadas de la Caldera de Taburiente, y saltar con ellos, en el más hermoso de los bailes canarios".

  Con estas palabras concluye el documental que la serie de TVE "Senderosisleños" dedicaba, allá por el año 96 del siglo pasado al salto del pastor. "El más hermoso de los bailes canarios": esta frase representa a la perfección lo que significa el salto del pastor. Quien haya contemplado alguna vez a un saltador con su garrote lo puede corroborar. El salto del pastor es en realidad una hermosa danza en la que intervienen tres partes: el garrotero, el garrote y el risco, en total armonía. Los movimientos fluidos, casi coreográficos, del saltador poseen una gran plasticidad y el garrote parece una extensión de su cuerpo, una extremidad más, de ahí la expresión "cabras de tres patas". Pero el salto del pastor es también, y sobre todo, identidad, pues esta particular adaptación al medio, única en el mundo, es herencia de nuestros ancestros prehispánicos, que se ha conservado hasta nuestros días gracias a nuestros pastores. Quien empuña un garrote entra automáticamente en comunión con el medio natural, con la historia, con la tradición y con lo más auténtico de nosotros mismos.  

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