"...Pero a Pedro Pérez ("Quico") todavía le quedan
fuerzas para enlazar con su lanza riscos y pasadas de la Caldera de
Taburiente, y saltar con ellos, en el más hermoso de los bailes
canarios".
Con estas palabras concluye el documental que la serie de TVE
"Senderosisleños" dedicaba, allá por el año 96
del siglo pasado al salto del pastor. "El más hermoso de los
bailes canarios": esta frase representa a la perfección lo que
significa el salto del pastor. Quien haya contemplado alguna vez a un
saltador con su garrote lo puede corroborar. El salto del pastor es
en realidad una hermosa danza en la que intervienen tres partes: el
garrotero, el garrote y el risco, en total armonía. Los movimientos
fluidos, casi coreográficos, del saltador poseen una gran
plasticidad y el garrote parece una extensión de su cuerpo, una
extremidad más, de ahí la expresión "cabras de tres patas".
Pero el salto del pastor es también, y sobre todo, identidad, pues
esta particular adaptación al medio, única en el mundo, es herencia
de nuestros ancestros prehispánicos, que se ha conservado hasta
nuestros días gracias a nuestros pastores. Quien empuña un garrote
entra automáticamente en comunión con el medio natural, con la
historia, con la tradición y con lo más auténtico de nosotros
mismos.

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